sábado, abril 26, 2014

No pueden quejarse

Mientras esperaba  en el banco estuve haciendo un recuento mental de los novios que he tenido. Han sido pocos pero ninguno puede quejarse de mi.

Fueron años con todos ellos, años de entrega. Años de todo en conjunto. Y a algunos les agradezco su juventud y sus chistes. A otros no tanto, como al Carlitos y al fantasma.

He conocido chicas y chicos de mi edad que nunca han tenido una relación seria y me preguntan qué se siente. Yo por dentro quiero preguntarles lo contrario, sin moralizar. Al parecer al llegar a los casi 30, es más interesante escuchar historias largas que cortas. Yo les cuento algunas cosas, porque en esta ciudad nadie conoce a mis ex novios. Tampoco digo nombres, porque luego quieren buscarlos en la red (al parecer hay una tremenda curiosidad por saber cómo estuve con hombres tan diferentes entre sí).

Por otra parte, yo pienso: ¿Por qué si he vivido tiempos tan perdurables al lado de ellos no he escrito ni una novela? Debería haberme hecho millionaria hace tiempo ya.

¡Despierta!!!!!

Lo tienes en tus manos. Acaricialo, mímalo, míralo el tiempo que sea necesario: ¡no se va a escribir solo!!

viernes, abril 04, 2014

Con la misma carita, pero sabremos qué hacer

El niño estaba tan nervioso de contarlo, que rondó a su mamá durante toda la tarde. Daba vueltas, y preguntaba por el pan en la tienda, por las nubes y cosas cotidianas que nunca comentaba. Hasta que sintió explotar, por dentro:

-Mamá, me gusta una niña.
- Ohh y qué tal... [la madre reaccionó con naturalidad, como todas las madres amorosas ya sabía lo que sucedía]
- Yo no le gusto a ella.

Esa fue la frase más triste que el niño había dicho en toda su vida. Lo abrazó, porque no hay muchas palabras entre dos códigos distintos que buscan empatía. Al chiquillo se le cortaba la garganta cuando quiso contarle lo hermosa que era la niña, lo azul que era su vestido, lo rosa que eran sus labios. Pero no podía ni hablar; el calor de la barriga materna en la cara le hacía sentir al menos, vivo y acompañado.

-Me hubiera encantado conocer a tu padre a tu edad. Que nadie me rompiera el corazón, entregárselo así, sin penas. Pero yo no sabía ni lo conocía, y muchas veces estuve triste porque no lo encontraba. Luego lo conocí, y por fin terminó la búsqueda. Tendrás mucho tiempo para conocer a muchas personas ¿Quieres platicarlo con papi?
-No sé, a lo mejor se ríe.
-No, no lo hará. Quizá sonría. Porque hace muchos años, antes de que tu nacieras le dije que si teníamos un niño sería como yo. Y mira, cómo nos parecemos. Anda ve, platícale todo, te sentirás mejor y le haces un favor a tu madre al mismo tiempo.
-¿Cuál favor?
-Que me conozca de antes como si viajara en el tiempo, pero con tu cara que se parece a la de los dos.